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Si miramos en rendimiento de largo plazo del mercado de renta variable en Estados Unidos en el largo plazo, veremos que le ha ganado a todo, seguro ya alguien nos ha mostrado una gráfica de cómo las acciones de empresas siempre suben.

Tomando en cuenta esto, cada peso que no necesitemos para gastar en el corto o mediano plazo, deberíamos destinarlo a invertir en acciones de empresas, eso sería lo óptimo, a pesar de que fluctúen en el corto plazo.

Más acabo de leer un artículo de William Bernstein donde aboga justo por hacer un portafolio que no sea óptimo, sino un portafolio subóptimo, pues en sus propias palabras “un portafolio subóptimo que puedes tolerar siempre va a ser mejor que un portafolio que no puedes mantener”.

Bernstein nos habla, y hemos sido testigos por inversiones propias y de nuestros clientes, sobre cómo las personas en general siempre tenemos un exceso de confianza al pronosticar qué va a pasar, o cuánto voy a gastar, los planes para mi empresa, el monto de dinero que voy a ahorrar, mis habilidades personales y profesionales. Más el exceso más importante como inversores, es en sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo.

Cuando las cosas van bien, la economía está bien, todos creemos que aguantamos más riesgo; pues queremos ganar más dinero. Más cuando las cosas no van tan bien, o van mal, nos desesperamos con nuestras inversiones de riesgo que probablemente tengan una mala racha, y en vez de ser los inversores ultra disciplinados que creíamos ser, en la realidad nos convertimos en personas impacientes que quieren salir de sus inversiones de largo plazo que de momento no les está yendo bien.

Todo sea por sentirnos bien en el corto plazo.

Según Bernstein para evitar convertirnos en inversores impacientes que terminan comprando caro y vendiendo barato, avariciosos en el boom y con miedo en las bajas, deberíamos mejor pecar de precavidos y destinar más de nuestro portafolio a inversiones más conservadoras, y tener un buen colchón de meses o años de gasto para poder dormir tranquilos y sobrevivir cualquier tormenta, aunque nuestro portafolio sea subóptimo.

La optimización a veces nos va a meter en problemas, tan sólo basta recordar como durante la pandemia (y quizá aún estos días) las cadenas de suministro se vieron en serios problemas por haber optimizado sus procesos y en vez de manejar inventarios redundantes, todo se manejaba con un sistema “just in time”. Optimizar un portafolio y destinar todo a empresas de alto crecimiento, muy probablemente nos traerá problemas emocionales y conductuales en el próximo mercado bajista.

Tener más inversiones conservadoras “just in case”, podrá hacer que mantengamos nuestros portafolios y no tengamos problemas para conciliar el sueño y terminemos autosaboteándonos.

Así que, just in case, no optimicen su portafolio, más vale pecar de precavido (como el nombre de algunas de nuestras estrategias 😉 ) y comportarse como buen inversionista.

Aquí el link al artículo completo de Bernstein.

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